De boca a boca, de blog a blog
Hoy debemos estar preparados: salgamos o no a la calle, encendamos o no algún televisor o radio, estaremos expuestos a medio millar de mensajes publicitarios. Banners, spots, avisos gráficos usuales y de los otros, llamadas de telemarketing y hasta anuncios de video y audio en cajeros automáticos… todos ellos basados en el viejo y clásico esquema publicitario de la interrupción y del auto halago.
Lo más problemático de esta historia es que mañana también va a ser otro día de medio millar de estímulos publicitarios. Y al día siguiente, otra vez más…hasta que se haga costra en la conciencia y en lugar de pensar en productos pensemos en marcas.
¿Servirá efectivamente de algo a la hora de poner el efectivo para comprar? Hay un millón de libros que dicen que sí. Y se está escribiendo otro millón para decir que no.
Lo cierto es que el fenómeno de la propagación del boca a boca crece a pasos acelerados. Y más cuando el boca a boca se convierte en de blog a blog.
¿Estaremos ante el fin de la propaganda y el comienzo de la propagación?
El verano pasado estuve unos días en una isla del Tigre. Paz, árboles, río y millones de mosquitos. Pero había algo de lo que estaba disfrutando, que me costaba descifrar y que no eran los mosquitos, por cierto. Fue en la primera escapada a la estación ferroviaria de Tigre que me dí cuenta de qué se trataba: la ausencia de avisos publicitarios. En toda la isla no había un sólo cartel promocionando tal o cual cosa. Por supuesto que no era una fuga perfecta, uno nunca puede escaparse sin que un aviso lo encuentre, porque allí estaban en la casa las viejas revistas y, por supuesto, la radio.
Los consumidores ¿no queremos más mimos y menos gritos
Pero la pregunta es: ¿sigue funcionando este esquema como en los viejos buenos tiempos de mejor, mejora, Mejoral?
Los consumidores ¿no queremos más mimos y menos gritos? ¿más personalización,aunque más no sea como producto del cruce de base de datos y menos publicidad que nos trate como anónimos?
La “agonía” de los medios tradicionales
Parece ser que en este principio de milenio hay una fila larguísima de personas bienpensantes que esperan su turno para dictarle la extremaunción laica a los medios tradicionales de difusión.
Hoy, sin ir más lejos, en Baquia, publican que “Los métodos publicitarios tradicionales, basados en impactos impersonales e indiscriminados, agonizan. La recomendación personal, las estrategias virales y el boca-oreja se imponen como nuevas herramientas de comunicación”.
Y ese boca – oreja, entre nosotros, en la Argentina el boca a boca, sin lugar a dudas que es un recurso más que funcional. Porque, como dice la publicidad de la cadena de TV Fox, termina siendo más creíble el Manuel Rodríguez que “cuenta” la programación del canal en la oficina que la propia emisora. Y, de paso, también es el que se termina, en la ficción del spot, llevando los avisos publicitarios.
Probablemente lo que haga el personaje publicitario sea lo mismo que quien escribe un blog para dejar de ser anónimo y pasar a ser el flaco que cuenta la programación de Fox.
Porque, en definitiva, ¿para qué se escribe un blog sino es para ser, para diferenciarse, para decir: estoy aquí? Ya sea una persona o una empresa que tampoco quiere ser anónima o, si ya no lo es, no quiere tratar a su público como una masa informe donde no se distinguen las miradas, las sonrisas ni los gestos.
Mientras tanto, sigamos preparados: medio millar de impulsos publicitarios se preparan para llegar a nosotros en el día de hoy.
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